Mundos

  Un mundo en el aire. Adentro de ese mundo había otro. Muchos otros, en realidad. El mio se componía de la siguiente manera: asiento 12 era el mio, ventana, sin compañero (suelo tener esa suerte, lo mismo me pasa en los bondis), asiento 10, justo delante mio, una madre con su hijita, Irene, de 4 años, ella estaba en la ventana. Mi misma altura, del otro lado del pasillo, asiento 11, una pareja de viejos, ella en la ventana, ni idea que onda, el viejo copado, piola. En diagonal mio, adelante de los viejos, asiento 9. Al pasillo una hermosa y joven mujer. Rubia, ojos claros que expresaban melancolía, muy bien vestida: suéter blanco medio grisáceo con figuras marrones, jean ajustado azul, zapatos medio botas color marrón, usaba polainas típicas del norte, grises y negras, me encanta como le quedan a las minas, les suma varios puntos, alta, cola de caballo, bufanda blanca. Mucho estilo tenia. A su lado no se quien estaba, ni me interesaba. Ese fue mi mundo durante mi viaje. Mi cabeza era otro mundo mas. Los viejos leían revistas. La madre charlaba con su hija, divina la enana. En el momento en que acelera a full para el despegue empezó a festejar que se separaba del suelo. La verdad que nunca me lo hubiera esperado, a esa edad. A uno se le suelen subir las tripas al cerebro y ella festejaba. 15 minutos después lloraba desconsoladamente. Su cabeza de pronto se dio cuenta que se estaba yendo de Salta y que el cuadernito que su tía le había regalado no la acompañaba.Cuadernito en el que habia dibujado un oso polar con virome, le cuenta a su madre. El llanto por el cuaderno la llevo al llanto por el padre. Lo extrañaba, asi de repente. Poderes de madre, no todas, a los 5 minutos ya se reia a carcajadas. Todo la desgracia era pasado, ya estaba todo bien. Que ganas de no perder esos poderes de la infancia. Tanto el viejo del 11 como julia, la hermosa mujer de la que les hable que al bajarme en aeroparque me entere de su nombre por escuchar conversaciones ajenas, pegaron onda con la Irene. Hora del servicio. El clásico paquetito de Andes. Para mi té, por favor. No, asi nomas, sin azucar. Gracias. Primero comí el alfajorcito cordobés de Dulce de Leche, despues la barrita de cereal de sesamo, quinoa y almendras de 24 gr. y por ultimo las club social sabor original. Las de paquete azul. Julia, la jovencita del 9, comio primero la barrita de cereal de sesamo, quinoa y almendras de 24 gr. despues las club social sabor original, las de paquete azul, y por ultimo el alfajorcito cordobes de Dulce de Leche. Todo al reves de como lo hice yo. Ni idea que tomo. El viejo del 11 le pregunta a Irene si le comieron la lengua los ratones. Estaba muy callada. Con total naturalidad y soltura, Ire le dice que no, y le pregunta a que iban a Bs As. Divina la enana. El viejo responde que a visitar a una tia. Ire pregunta que se pidio para tomar, porque ella habia tomado agua. Cafe, responde el viejo. Creo que ya no tenia muchas ganas de hablar, y preferia que los ratones le vuelvan a comer la lengua. La madre capto el tono, obvio que Ire no, y le dice en voz baja que no moleste. Te llamas Irene? Que lindo nombre! Dice Julia del 9. Clasica respuesta ante el nombre de un chiquito. Yo casi le digo lo mismo cuando me dijo su nombre. En lugar de eso le dije alguna boludes que en este momento no me acuerdo. Escala en Cordoba, nuevo despegue, nuevo servicio. Genial. Tenia hambre. Llega el servicio, justo cerraba el poema Rutina, de Marcelo Sutti. Comi primero el alfajorcito cordobes de Dulce de Leche, despues la barrita de cereal de sesamo, quinoa y almendras de 24 gr. y por ultimo las club social sabor original. Las de paquete azul. Té. Rutina, por Marcelo Sutti. Julia no comio ni tomo nada. El 9 ventana se habia bajado en Córdoba asi que se hecho a dormir de lo mas tranquila. Le ofreci al viejo del 11 dejar su saco y boina en mi asiento libre asi no se andaba levantando todo el tiempo para guardarlo. Acepto muy agradecido.

  Descendíamos sobre la ciudad de Bs As. Era de noche ya. A medida que el avion perdia altura se iban distinguiendo cada vez mejor los detalles de la ciudad. Fue algo parecido al efecto del Google earth cuando acercas el mundo a tu pantalla. Fue la segunda vez en la semana que me paso de comparar la realidad a algun avance de la tecnologia... me dio miedo. Antes comparaba la tecnologia con la realidad. Me imagine que seria muy groso ver un incendio en medio de la ciudad desde el aire y a la noche. A los diez segundos, veo aparecer por mi ventana una flor de llamarada abajo, en medio de la ciudad. Senti un escalofrio por todo el cuerpo, posta. No se si era incendio o quema de pastizal, pero habia un fuego enorme, del cual podia distinguir perfectamente bien las llamaradas, alla abajo. Despedia un humo negro que lo podia identificar de la negrura del cielo nocturno. Me dio miedo. Me di cuenta que era la segunda vez en una semana que pensaba algo y pasaba. En la camilla en la sesion de kinesiologia habia terminado mi libro que habia llevado para leer, asi que me puse a escuchar lo que pasaban por la radio. Eros ramazotti estaba sonando. Creo. No se porque me vino a la cabeza un clasico romanticon. "Hay una cosa que, yo no te he dicho aun. Que mis problemas sabes que, se llaman tu", cantaba mi cabeza. Ni la mas remota idea de  porque. Simplemente aparecio, como si alguien la haya metido a la fuerza adentro mio. Termina Eros, terminan las publicidades y... empezo exactamente esa cancion. Un escalofrio recorrio todo mi cuerpo, posta. Al toque me rei. Esas casualidades de la vida, me dije. Ahora que me volvio a pasar lo mismo arriba de un avion y con un incendio, ya no me causo tanta gracia. No te hagas el boludo, vos nunca creíste en las casualidades.

  Aterrizamos. Los mundos se disolvieron. Otros comenzaron a armarse.

  Me hubiera gustado ver el oso polar en virome que habia hecho Irene en el cuadernito que le habia regalado su tia.