10 am. Caminaba por el barrio. Tres Cerritos. En una esquina un jardinero regaba su labor artesanal ya finalizada. De música de fondo, un gallo ensayaba su canto. Un vieja, vestida con un conjunto deportivo rojo, a pasos cortitos pero acelerados, lo cual no le da necesariamente velocidad, se cruza desde la vereda de enfrente y encara al jardinero. "Sonamos", me dije, "una vieja mala onda que lo va a putear por algún hecho del que probablemente tenga poco y nada que ver". Con voz chillona, finita, "Se nos durmió el gallo, je! pero que gallo dormilón jeje". El jardinero le devuelve una tímida risa sonrisa. Sigue regando parsimoniosamente su obra de arte. La vieja, sin frenar en ningún momento, sigue su camino. Yo sigo el mio. El gallo sigue su ensayo, ajeno a nuestro mundo.
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