Domingo, 00:30 hs (o sea, la noche del sábado hacia el domingo, esas horas siempre se complican para decirlas y que se entiendan bien), estaba con la vani comiendo una picadita en casa, bueh, papas y maní, nada del otro mundo. Entre charla y charla, y el relajante olor a humo de pipa, con tabaco nuevo aromatizado a cherry de estreno, nos pusimos a hablar de Rodrigo. Si, ese Rodrigo, el Bueno, el potro cordobés. Los dos rememoramos esas épocas en que sonaba por cada radio, en cada esquina y cada boliche. Nos pusimos a cantar temas, a hacer una lista de sus mayores gitazos, a desentrañar cuestiones de autoria de algunos de ellos (por ejemplo, El Aprendiz, temazo, es de Alejandro Sanz, cosa que no tenia idea). La vani me contaba que tenia grabados dos de los shows de los tantos que dio en el Luna Park, yo confesaba que fue la única vez que una música bailantera, de cierta forma "de moda", realmente me generaba algo. En aquella época tenia Walkman, y me había hecho un compilado rodrigazo en un casette, si, para mi esto es toda un confesión. El potro era una masa, y tenia zarpados temas. Entre tantos recuerdos de Rodrigo, nos vimos un par de videitos por el youtube, como para hacer el broche.
Al día siguiente, que en realidad era el mismo porque toda la charla surgió después de las doce como bien aclare al principio, leo por ahí, en algún comentario perdido del mundo cibernetico, que era el aniversario de la muerte de Rodrigo Bueno... Con la vani nos miramos y nos empezamos a reír. La verdad es que fue una cosa muy curiosa, creo que hace años que no hablaba de Rodrigo, o si lo había hecho, nunca había sido tan en serio, escuchando temas, viendo videos, etc. Y toda esa charla se dio en la primer hora del 24 de junio del 2012, cuando se cumplían exactamente doce años de la muerte de Rodrigo. Si, doce años, yo tampoco lo podía creer. Y menos todavía que me ponga a charlar sobre el justo el día en que se cumplían esos doce, sumado al hecho de que nunca, desde que murió, me entere o seguí algunos de sus aniversarios de muerte. Quizá los primeros, los mediáticos, pero después, nunca mas...
Se puede pensar que fue una simple casualidad, y chau. Pero esto me hizo acordar a la teoría Jungiana de sincronicidad que leí en el verano en aquella hamaca que me permitió dormir 4 noches arriba del barco camino a Iquitos, Es medio compleja la cuestión, pero el define a sincronicidad como "una coincidencia temporal de dos o mas sucesos relacionados entre si de una manera no causal". Muchas veces quedamos atónitos frente a "coincidencias" que nos ocurren en la vida, frente a estas, Jung dice que nuestra psique puede llegar a actuar sobre la realidad externa para causarlas, o bien los fenómenos externos pueden estar siendo transmitidos a nuestra psique.
Sumamente interesante la cuestión, que me hizo analizar muchos acontecimientos de mi día a día de otro modo. Lo que me paso el domingo 24 pasado, me trajo a la memoria todo esto, puedo pensar que fue una simple casualidad, reírme, y a otra cosa. También se la podría llegar a interpretar como una manifestación de una realidad externa en mi psique.
Sea del como que sea, hace mucho que deje de creer en las casualidades absolutas.
te lo dije: fue una causalidad! jaja
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