Desde que ame el blog, para escribir cuanta boludes se me cruce por la cabeza, estuve dos veces por Buenos Aires. Con esta segunda vuelta, me doy cuenta que este lugar es, prácticamente, una cuna infinita para historias de todo tipo. Eso si, historias sacadas del día a día, de ver lo que pasa alrededor, de esos contactos superfluos con desconocidos en las colas del tren, en las esquinas, en el ajetreo de la calle de todos los días. Quizá sea una cuestión de densidad de población, la cual genera mayores contactos con desconocidos, lo cual, a su vez y necesariamente, abre un abanico a mayores posibilidades de presenciar cosas fuera de lo común, o divertidas, o trágicas, también...
La primera es una boludes terrible. Me divierte ir caminando y escuchar alguna conversación por ahí donde algunos de los conversantes tira una máxima. En este caso, me había bajado del tren en retiro y cruzaba la plaza de la torre de los ingleses, cuando escucho a mis espaldas: "En realidad, el perro no es el mejor amigo del hombre... es el mejor compañero." A mi me hizo reflexionar mucho, aun ahora, unos días después del suceso, sigo pensando en esa máxima... sera así? cual es la principal diferencia entre una cosa y la otra? Puede un animal ser tu amigo? Lo mas curioso de todo es que, mientras yo me mordía los dientes para ponerme a debatir esta cuestión trascendental, los dos acompañantes de esta persona (después pasaron al lado mio) no emitieron opinión al respecto... fue como si ni siquiera los hubiesen escuchado. No te preocupes, yo te escuche y me dejaste pensando.
La otra ocurrió el mismo día, esperando el tren en retiro para volverme. Pero su origen es el día anterior. Volvíamos de capital con un par de amigos de ver a Tomi Lebrero en Café Vinilo (en alguno de los Palermos). Ese tipo es un showman, ademas de un buen músico. Lo bizarro es que cerro con Leo García de invitado, el Tomi en cuero agitandosela a Leo para que toque "esa canción popular que hiciste, quiero que suene bajo los techos del Vinilo". Leo no se hizo rogar, guitarra al hombre, comenzó ese inconfundible ritmo al canto de: la isla del soooooo ooool. Era para morirse. Pero el chow no viene al caso. Volvíamos comentado alguna de estas bizarreadas en el auto cuando uno de mis amigos dice: "Bueno, ahora hay que buscar fecha para ir a ver a Sergio Denis". Por que invoco a este señor, no tengo idea... y yo le respondo preguntándole que canción conocida tiene el Sergio... a lo cual, casi ofendido, me canta instantáneamente, con el corazón "yo soy la aventura, tu la realidad tu la ternura", "hoy querida mia, hagamos el amor con alegría"... Y si, clásico casamentero, entre tantos otros, pero gran gitazo que no sabia que era de su autoria (al igual que no sabia que la isla del sol era del Leo García). Esto queda ahi, sin mayores sobresaltos. Volvemos al día siguiente a la tarde (o sea, ayer). Anden numero os de retiro, pasaje con destino a Belgrano. Fila larga, llena de gente, el tren no llegaba. Leia las conversaciones con el hemisferio derecho de Casciari, me lo presto un amigo. Y de la nada, en medio de la tranquilidad de mi mundo cuando estoy sumergido en lecturas en cualquier lugar publico, escucho que desde atrás mio tararean " lala tu aventura... lala la ternura... hoy querida mía, hagamos el amor con alegría" Fue así, partes las sabia bien, y otras las larareaba. Lógicamente, me robo una sonrisa. Si, era una vieja, pero lo cómico fue la casualidad fue que el dia anterior me hayan nombrado al Sergio y me hayan cantado esa canción.
Esas casualidades que solo te pueden pasar en ciudades grandes, como Bs As, porque la densidad de población es directamente proporcional a la cantidad de historias que uno pueda sacar de su día a día.
Que bueno que ames al blog y escribas...
ResponderEliminarBuenos Aires tiene historias hasta debajo de las piedras, pero la atención de un grupo de colegialas en vacaciones de invierno.
Pero el que se concentra un ratin...