Bien plantada. No caída de arriba: surgida de abajo.
Ocre, color de miel quemada. Color de sol enterrado
hace mil años y ayer desenterrado. Frescas rayas verdes
y anarajadas cruzan su cuerpo todavía caliente.
Círculos, grecas: ¿restos de un alfabeto dispersado? Barriga de mujer
encinta, cuello de pájaro. Si tapas y destapas su boca con la
palma de la mano, te contesta con un murmullo profundo, borbotón
de agua que brota; si golpeas su panza con los nudillos de
los dedos, suelta una risa de moneditas de plata cayendo sobre
las piedras. Tiene muchas lenguas, habla el idioma del barro y
el del mineral, el del aire corriendo entre los muros de la cañada,
el de las lavanderas mientras lavan, el del cielo cuando se enoja,
el de la lluvia. Vasija de barro cocido: no la pongas en la vitrina
de los objetos raros. Haría un mal papel. Su belleza está aliada
al líquido que contiene y a la sed que apaga. Su belleza es corporal:
la veo, la toco, la huelo, la oigo. Si está vacía, hay que llenarla;
si está llena, hay que vaciarla. La tomo por el asa torneada como
a una mujer por el brazo, la alzo, la inclino sobre un jarro en el
que vierto leche o pulque -"líquidos lunares que abren y cierran
las puertas del amanecer y el anochecer, el despertar y el dormir.
no es un objeto para contemplar, sino para dar a beber.
Así arranca Octavio Paz su genial y hermoso ensayo "El uso y la contemplación". El poeta mexicano analiza como se va formando una "religión del arte" y los objetos se van transformando en iconos. Altamente recomendable.
no entiendo porque me llevo tan mal con ese Paz, las veces q intente leerlo a los 15 minutos llegaba el primer bostezo...
ResponderEliminarquiza sean tiempos de incertidumbres... o quiza tenga que dejar de perder el tiempo con incertidumbres y ponerme a leer a Joung...me haces dudar Matias!
o quiza, tengas q leer a ambos!!! vartulin, este texto no tiene desperdicio!!! ya te lo voy a regalar
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