-No habrás vuelto a dibujar esos
círculos raros en las nubes, ¿no?-exclama una madre a su pequeña hija en un
tono que no podía disimular cierta preocupación.
-No mama, no los hiiiiiice- responde
enfáticamente dando a entender que la advertencia había sido reiterada.
De a poco los coloridos círculos “raros”
que conformaban su cielo se van borrando, desdibujando, para diluirse en el
cieloazul-nubesblancas-solamarillo que dictan las normas. Sin saberlo, sin
darnos cuenta, vamos quitando, una a una, las plumas que nos fueron dadas para
volar, y acabamos conformándonos con caminar o incluso arrastrarnos. Es que el
cielo no tiene círculos, el cielo es celeste o azul, punto.
Creímos que
estos asuntos ya habían sido resueltos… Poems, everybody! The laddie reckons himself a poet! Pero no. Y como nosotros ya no tenemos esas
plumas y olvidamos que sabíamos volar nos encargamos de que otros no vuelen.
Sabia imaginación la de los niños...
ResponderEliminarY será que como adultos solo baste con INTERPRETAR todo aquello manifestado desde un lugar tan puro e inocente como la conciencia de un niño. Porque saber y aprender a ser parte de eso puede devolvernos la vida; nos lleva a pensar que nunca es tarde para recuperarla.
Todo de repente puede cambiar su curso...
con una sola palabra o tan solo una mirada.
BERNARDO, MOBETE
ResponderEliminar