miércoles, 2 de noviembre de 2011

El rayo no dejó de ser serpiente

  Casi me traga la tarjeta. Nunca me largo los 100 p que había pedido. La pantalla azul no se movía del lugar en el que se había quedado. Pasaba los segundos, tal vez minutos, y nada. Ya estaba por empezar a patear el cajero o, en su defecto, a buscar el numero para hacer los reclamos. Para colmo tenia que tomarme el cole para ir a la facu y estaba llegando tarde. Mientras pensaba todo esto, mi cabeza fue interrumpida por un pitido al que le siguió la aparición de la tarjeta por la respectiva ranura. La tome a toda velocidad, mirando al cajero con recelo. Me fui. El seguro de la moto tendría que esperar.
  Al día siguiente a la tarde me iba a tomar mi revancha con el cajero. Una cuadra antes de llegar veo que tan solo había de espera una persona. Estoy con suerte, me dije. Ese cajero suele tener, mínimo, cinco o seis personas siempre. 
  A medida que llegaba me iba ganando la sensación de que adentro del cajero no había nadie... por lo que no entendía que estaba haciendo la señora esperando en la puerta. Si estaba en Buenos Aires seguía de largo y, probablemente, sospeche de esa mujer y de toda la situación. Peor en Salta las cosas se dan distinto, por el momento. Así que me acerque y le pregunte si el cajero se podía usar... -"si", me responde, "pero esta ocupado."... Sin entender mucho me asomo hacia adentro, miro de reojo a la señora y le digo, -"pero no hay nadie..." Con cierto aire de incredulidad, la señora también se asoma. Lo gracioso es que después me mira con una sonrisa un tanto nerviosa y me asegura "pero acaba de entrar una mujer!". Por dentro me cagaba de risa, de la mina esta, de su reacción y de su respuesta, pero tan solo atine a devolverle una sonrisa como diciéndole "bueno, puede ser, pero esta vació". Nerviosa, la señora entra al cajero.
  Dos minutos después, yo estaba sacando mis cien pesos para pagar el seguro de la moto y pensando en el fantasma que habrá visto la otra señora
  Capas que el delirante soy yo, pero desde que empezamos a hacer el trabajo de Warburg para la facu, vemos esquizofrenia en prácticamente todas las personas, por no decir que la sociedad es esquizofrenia.
  Después iba camino a la facu pensando en esta señora del cajero... ¿ habrá visto realmente entrar a alguien?? ¿Sera el cajero alguna especie de portal hacia otra dimensión? ¿Cuanto tiempo habrá estado esperando en la puerta a que salga la otra persona? Lo mas fácil seria calificarla como una vieja loca... todo lo que escapa a una explicación racional, todo lo "anormal", pasa a ser una enfermedad o locura... nuestra impotencia frente a aquellas cosas que no podemos explicar y nuestro afán por catalogar todo.
  Yo me fui creyendole a la señora esta. Realmente creo que antes había entrado alguien. Que fue lo que paso después, si desapareció, si no lo vio salir, si se esfumo en el aire, o si fue una visión de esta mujer, poco me importa. Cada vez creo mas en las cosas inexplicables, irracionales, ilógicas... hay un mundo entero que no se puede conocer mediante la razón, y esta ahí afuera esperándonos.
  Estén atentos, agudicen sus sentidos.
  El rayo no dejó de ser serpiente...

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