Anoche, en medio del ajetreo laboral (lo de siempre, apellidos, nombres, ubicación en el salón etc.), un insecto de importantes dimensiones, habrá tenido entre 8 y 10 cm, se poso sobre mi traje, zona de bíceps del brazo izquierdo al tiempo que una pareja de viejos me daban sus nombres. En estos momentos me estoy enterando que por su tamaño probablemente haya sido una hembra. La hembra, después de reproducirse, suele matar al macho. Feliz día de la mujer.
Primer reacción fue el sobresalto. Mientras miraba una hoja blanca buscando nombres se asomaba por el rabillo del ojo izquierdo una sombra verde que trepaba hacia mi hombro. Gire lento la cabeza, lo miro de frente, y mi sobresalto muto a estupor cuando vi que el que me miraba era él. Y en ese instante el insecto dejo de ser insecto. Era una formidable Mantis Religiosa, conocida en algunos pagos como santateresa.
Debido a la situación en la que me encontraba no me quedo otra opción que quitármela suavemente de encima. Feliz de la vida la habría dejado caminando por mi brazo, pero eso incrementaría las posibilidades de que una vieja se me desmaye en la recepción Me sentí sumamente dichoso y afortunado por esa visita. La Mantis Religioso es un ser que me causa sumo respeto. Me transmite sabiduría paz, al tiempo que noto sus gestos analíticos en cada movimiento. Era ella la que me miraba atentamente en mi accionar a medida que trepaba por mi hombro. Casi seguro entendió el hecho de que la haya tenido que empujar de ahí la Mantis supo que no fue por mala intención ni por miedo. No tenia otra opción Si hubiera llegado antes, o unas horas después cuando ya paso el ajetreo de la recepción y me quedan horas de estar sentando contemplando la mismísima nada, me habría quedado un buen rato con ella, solo mirándola siguiéndola paso a paso. Es que son hipnotizantes. Todo aquel que alguna vez haya tenido contacto con alguna se que me entiende. Los brazos doblados adelante, su cabecita que gira 180º contemplando y analizando todo, firmemente parada en sus patas traseras, con su elegante cola de frac en punta y, para cerrar su mística y su encanto, es el único ser conocido que tiene un único oído, ubicado en el tórax.
Pero todo el éxtasis religioso duro apenas unos instantes. La Mantis voló de mi hombro, la vi dar unas vueltitas y desaparecer. Fue ahí que el viejo comenzó a los manotazos hacia su cuello, sector trasero izquierdo, cada vez mas nervioso. Pude ver como la Mantis se asomaba por detrás y lograba evitar los manotazos. Pero lo que siguió después no me lo esperaba, menos ella. La fortuna del viejo hizo que uno de sus manotazos alcanzara su objetivo. La Mantis cayo al piso. Una vez que vio a su atacante mordiendo el polvo, el viejo, sin escrúpulos sin consideración alguna, levanto despacio su pie derecho para luego dejar caer en un solo y certero golpe todo el poder del taco de su zapato sobre la Mantis. Una vez cometido el asesinato ni se digno a mirar a su victima a los ojos que aun seguía analizando a su asesino en su agonía El viejo tomo a su señora del brazo y entro al salón. Atrás quedaban el cadáver de la Mantis y una mirada de incomprensión absoluta hacia tan cruel destino inmerecido.